
Washington, D.C. – En una sorprendente declaración que podría escalar tensiones entre dos de las figuras más influyentes de Estados Unidos, el expresidente Donald Trump no descartó la posibilidad de deportar al magnate sudafricano-estadounidense Elon Musk, a pesar de que este obtuvo la ciudadanía estadounidense en 2002.
Al ser cuestionado por la prensa sobre si contemplaría la deportación del propietario de Tesla y SpaceX, Trump respondió enigmáticamente: “No lo sé. Tendremos que echarle un vistazo”. La afirmación, aunque ambigua, ha encendido las alarmas en círculos políticos y empresariales, dado el estatus de Musk como uno de los empresarios más relevantes a nivel global.
Para que una deportación fuese legalmente viable, sería necesario demostrar que hubo fraude en el proceso de naturalización de Musk, algo que hasta el momento no ha sido evidenciado públicamente.
Durante sus declaraciones, Trump también sugirió que el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una agencia federal que el mismo Musk lideró hasta mayo, podría iniciar una investigación contra el empresario. “Quizás tengamos que ponerle el DOGE a Elon. ¿Sabes qué es DOGE? DOGE es el monstruo que podría tener que regresar y comerse a Elon”, expresó Trump con su característico estilo provocador.
El conflicto entre ambos se ha intensificado a raíz del rechazo de Musk al ambicioso plan legislativo de Trump, conocido como el One Big Beautiful Bill Act, que busca eliminar subsidios ambientales y revertir los incentivos para vehículos eléctricos. Musk, quien ha construido gran parte de su imperio empresarial con base en estos subsidios, ha criticado duramente la propuesta, calificándola de irresponsable y perjudicial para el medio ambiente.
En su red social Truth Social, Trump acusó a Musk de hipocresía: “Elon quizá reciba más subsidios que cualquier otro ser humano en la historia. Sin ellos, tendría que cerrar el negocio y regresar a Sudáfrica. Se acabaron los lanzamientos de cohetes, satélites y la producción de vehículos eléctricos”.
En respuesta, Musk afirmó el pasado 30 de junio que el sistema político estadounidense opera como un “régimen de partido único” y pidió la creación de un nuevo partido político que represente verdaderamente al pueblo. Criticó duramente el proyecto de ley, diciendo que incrementa la deuda nacional a niveles históricos y ridiculizó al actual liderazgo político llamándolo el “Porky Pig Party” (el Partido del Cerdo Porky).
Este nuevo capítulo en la disputa entre Trump y Musk pone en evidencia el choque entre el populismo conservador y el poder tecnológico, y deja en el aire la posibilidad de una confrontación legal o política de mayores proporciones en los próximos meses.