El Seguro Nacional de Salud (SENASA), que durante años fue referente de estabilidad y confianza en el sistema sanitario dominicano, atraviesa hoy una de sus peores crisis financieras y administrativas. Lo que en principio debía ser un modelo de garantía para el acceso a la salud de millones de ciudadanos, especialmente los más vulnerables, se ha convertido en un foco de controversias, deudas y deficiencias en los servicios.
La institución, con más de 7.5 millones de afiliados —casi el 70 % de la población— enfrenta un déficit que, según cifras oficiales, supera los 5 mil millones de pesos, aunque especialistas del sector aseguran que podría rondar entre 14 y 21 mil millones. Esta brecha no solo pone en riesgo la sostenibilidad del seguro, sino también la cobertura sanitaria de alrededor de 11 millones de dominicanos que dependen de su funcionamiento.
A las dificultades económicas se suman denuncias de contratos millonarios firmados con prestadores privados que reciben pagos fijos por afiliados, independientemente de que estos reciban servicios médicos o no. Dichos acuerdos, en lugar de fortalecer la red hospitalaria pública, han canalizado recursos hacia clínicas y consultorios privados, dejando aún más debilitada la infraestructura estatal.
Los usuarios también han comenzado a sentir los efectos de este deterioro: retrasos en autorizaciones, falta de especialistas, tiempos de espera de hasta tres meses para citas básicas y un notorio abandono de la atención primaria, que debería ser el pilar del sistema. Mientras tanto, el gasto administrativo de SENASA ha crecido considerablemente, con aumentos en nómina, creación de nuevas oficinas en el extranjero y bonificaciones que superan los 58 millones de pesos.
El panorama genera inquietud en la sociedad, ya que SENASA, siendo la administradora estatal y con monopolio en el régimen subsidiado, debería ser la entidad más sólida y rentable del sistema. Sin embargo, las malas decisiones, la falta de fiscalización y la politización de su gestión han colocado al seguro en un terreno frágil.
Ante este escenario, expertos coinciden en la urgencia de una auditoría profunda y una reestructuración que devuelva a SENASA la eficiencia y credibilidad que alguna vez tuvo. La salud de millones de dominicanos depende de que se recupere cuanto antes la transparencia y el buen manejo de la institución