En un duelo para la historia, los Dodgers de Los Ángeles se consagraron campeones de las Grandes Ligas por segundo año consecutivo tras vencer 5-4 a los Azulejos de Toronto, culminando una Serie Mundial de infarto en el séptimo partido celebrado en el Rogers Centre. El drama se extendió hasta entradas extras y estuvo marcado por batazos decisivos, tensión en el terreno y momentos heroicos que enmarcaron la gesta angelina.
Toronto parecía encaminado a conquistar su primer título desde 1993 cuando llegó a la octava entrada con ventaja 4-2. Sin embargo, la resiliencia de los Dodgers volvió a decir presente. Max Muncy encendió la chispa con un cuadrangular en el octavo episodio y el venezolano Miguel Rojas silenció al estadio en la novena entrada con un jonrón monumental que igualó la pizarra 4-4, abriendo las puertas para la remontada.
La gloria llegó en la undécima entrada, cuando Will Smith, con la serenidad de un veterano en el momento más tenso, disparó el bambinazo decisivo que definió el campeonato y escribió una página dorada para la organización. El japonés Yoshinobu Yamamoto, designado Jugador Más Valioso de la Serie, fue clave al frenar la ofensiva canadiense en los momentos más críticos, completando otra actuación dominante desde el montículo.
Con esta victoria, los Dodgers conquistaron su noveno título en la MLB e hicieron historia al convertirse en la primera franquicia en lograr un bicampeonato desde los Yankees entre 1998 y 2000. La ofensiva liderada por Smith, Rojas y Muncy, sumada al temple de Yamamoto, confirmó que los angelinos viven el momento más dominante de su era moderna.
Los Azulejos, pese a la derrota, ofrecieron una serie intensa y competitiva. El jonrón de tres carreras de Bo Bichette en el tercer episodio y la actuación ofensiva de Vladimir Guerrero Jr. mantuvieron a Toronto soñando hasta el final. No obstante, la experiencia y profundidad de los Dodgers inclinó la balanza en las entradas decisivas.
Esta Serie Mundial quedará marcada como una de las más emocionantes de los últimos tiempos, con un final que mezcló drama, heroísmo y la magia del béisbol en su máxima expresión. Los Dodgers, otra vez, levantan el trofeo y reafirman su dominio absoluto en el diamante.
