Washington.— El pulso político en Estados Unidos continúa elevándose mientras el cierre del Gobierno federal se acerca a su séptima semana, marcando ya el más prolongado en la historia del país. En medio del caos que empieza a sentirse especialmente en los aeropuertos por la falta de personal, el presidente Donald Trump exigió al Senado mantenerse en sesión hasta alcanzar un acuerdo que permita reabrir la administración pública.
Trump, a través de su red Truth Social, insistió en que los republicanos deben estar dispuestos incluso a eliminar el filibusterismo si es necesario para avanzar. “El Senado no debe abandonar la ciudad hasta lograr un acuerdo para poner fin al cierre demócrata”, escribió, presionando a su propio partido para que tome medidas más contundentes.
Mientras tanto, los demócratas plantearon una alternativa. Chuck Schumer, líder de la minoría en el Senado, ofreció apoyar una ley de financiación temporal siempre y cuando se extiendan por un año los subsidios vinculados al programa Obamacare, que expiran a finales de este año. Según Schumer, la propuesta es “razonable” y permitiría aliviar el impacto económico y social del cierre mientras se garantiza el acceso asequible a la salud.
Sin embargo, no todos en el Partido Republicano comparten esa visión. El senador Lindsey Graham calificó la oferta demócrata como “horrible” y un acto de “terrorismo político”, destacando el profundo desacuerdo que mantiene paralizada la reapertura del Gobierno.
Con posiciones cada vez más firmes y efectos ya visibles en áreas claves, como la aviación, el país observa cómo esta disputa en Washington se convierte en un claro reflejo de la polarización política y de la dificultad para alcanzar consensos en temas fundamentales.
