La actual geopolítica mundial está marcada por la creciente colaboración entre cuatro naciones que, aunque con ideologías radicalmente diferentes, están unidas por un objetivo común: desafiar el dominio de Estados Unidos en el escenario internacional. China, Irán, Corea del Norte y Rusia conforman un cuarteto cuyas relaciones están basadas en la desconfianza mutua y visiones opuestas del mundo, pero que han encontrado en la cooperación militar-industrial una vía para fortalecer sus intereses comunes.
A pesar de sus profundas diferencias ideológicas, que van desde el comunismo radical de Corea del Norte y China hasta el islamismo de Irán, lo que los une es un sentimiento compartido de rechazo hacia la influencia y políticas de Estados Unidos. Esta aversión ha impulsado una cooperación estratégica en áreas clave como la transferencia de armas, el apoyo industrial y el desarrollo tecnológico.
Uno de los pilares fundamentales de esta alianza es el suministro de microelectrónica de China a Rusia. Según el gobierno de Estados Unidos, el 90% de las importaciones de microelectrónica de Rusia provienen de China, mientras que el 70% de sus herramientas mecánicas también tienen origen chino. Esta relación es clave para sostener la capacidad militar rusa, especialmente en el contexto de las sanciones impuestas por Occidente tras la invasión a Ucrania.
Por otro lado, los ejercicios militares conjuntos de estos países han sido otro indicador de la profundidad de su colaboración. En el Golfo de Omán, Rusia, China e Irán han realizado simulacros navales, mientras que patrullas conjuntas de bombarderos rusos y chinos cerca de Alaska han puesto en alerta a Estados Unidos. Esta actividad militar muestra una coordinación estratégica que busca proyectar poder en diversas regiones clave del mundo.
La colaboración entre Rusia e Irán va más allá de los ejercicios militares. Moscú ha compartido con Teherán información valiosa sobre cómo bloquear señales de control de drones y sistemas GPS, una táctica crítica en los conflictos modernos. Este intercambio de conocimientos fortalece las capacidades de defensa de Irán, un actor clave en el Medio Oriente que se enfrenta a la constante presión de Estados Unidos e Israel.
Finalmente, Corea del Norte también se ha integrado en este cuarteto de alianzas. Un acuerdo firmado por Vladimir Putin en Pyongyang en junio compromete a Rusia y Corea del Norte a "proporcionar inmediatamente asistencia militar y de otro tipo" en caso de conflicto. Esto implica que, en caso de guerra en la península coreana, Rusia estaría dispuesta a participar directamente, lo que subraya la gravedad de la situación en esa región.
La colaboración militar-industrial entre China, Irán, Corea del Norte y Rusia representa una amenaza significativa para la estabilidad global. A medida que estos países profundizan su cooperación, Estados Unidos y sus aliados deben estar atentos a las implicaciones de esta alianza, que tiene el potencial de cambiar el equilibrio de poder en diversas regiones del mundo.