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La relación entre Washington y Caracas atraviesa uno de sus momentos más críticos en los últimos años, luego de que ambos gobiernos involucraran a sus fuerzas armadas en medio de una creciente disputa política y diplomática.
Estados Unidos intensificó sus señalamientos contra el presidente venezolano, Nicolás Maduro, acusándolo de vínculos con el narcotráfico y advirtiendo sobre la supuesta amenaza que representa su administración en la región. Maduro, por su parte, rechazó enérgicamente estas acusaciones, asegurando que “ningún imperio va a tocar el suelo sagrado” de Venezuela.
El enfrentamiento verbal se tradujo en acciones concretas: Washington anunció el despliegue de buques de guerra, aviones y tropas en áreas estratégicas, mientras que Caracas respondió movilizando a sus propias fuerzas militares en ejercicios defensivos.
La tensión ha generado preocupación en la comunidad internacional, que observa con cautela el rumbo de esta confrontación. La gran incógnita es hasta dónde llegará este choque de fuerzas y si existe espacio para una salida diplomática que evite una mayor escalada.
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